A grandes rasgos, la vegetación de la Serra de Tramuntana se organiza en cuatro comunidades vegetales:
- Encinar baleárico. La comunidad climática boscosa que ocuparía la mayor parte del territorio en condiciones de no intervención humana. En la Serra, la ubicación de este bosque se encuentra reducida y presenta dos subasociaciones: el encinar de montaña y el de las zonas bajas y litoral.
- Garriga de acebuche. Formación vegetal propia de zonas cálidas que predomina en las cotas bajas. Aparece como consecuencia de las condiciones de máxima sequía que no permiten el desarrollo del encinar. Esta garriga dio pie a la expansión del olivo, su variedad agrícola.
- Matorral calcícola. Sus dos arbustos representativos son el romero y el brezo. Se localiza tanto en ámbitos costeros como de montaña. Se constata la presencia de una cobertura de pino carrasco. En Baleares, el pinar tiene entidad propia, y es la formación arbórea más extensa, gracias a su rápido crecimiento y oportunismo.
- Comunidades de Pino culminal Baleárico. Se desarrollan especialmente en terrenos donde la fuerza del viento o la ausencia de suelo impiden el desarrollo de otras comunidades. Su presencia se concentra sobre todo en la zona culminal de las montañas. Se caracteriza por ser una formación muy baja, con plantas espinosas de formas redondeadas (cojinetes), con poblamiento discontinuo y cobertura baja.
Por todo ello solicitamos a los visitantes que en el disfrute de una bella jornada en plena naturaleza salga con lo que ha venido.
La Serra de Tramuntana es una de las zonas menos afectadas por la actividad humana reciente en la isla de Mallorca, lo que ha permitido la supervivencia de muchas especies muy amenazadas en el resto del territorio. El relieve abrupto y las variedades de flora presentes han propiciado fenómenos muy peculiares de radiaciones evolutivas que han resultado en una diversificación de grupos que cuentan con numerosas especies endémicas.
Este hecho es también cierto como consecuencia de la doble insularidad que representa la Serra, por el hecho de constituir una cordillera dentro de una isla, lo que redunda en una abundancia relativa de endemismos. Como ejemplo cabe señalar el caso de los invertebrados cavernícolas, que cuentan con un total de 125 especies en Mallorca, de las cuales 94 se encuentran en cavidades de la Serra de Tramuntana y con 31 de ellas correspondientes a especies endémicas.
Otros grupos faunísticos importantes en la Serra son los invertebrados endémicos superficiales, entre los que podemos destacar dentro de la fauna no voladora, la Timarcha balearica, y los vertebrados que tienen sus mejores representantes en la fauna más sensible y amenazada de las Baleares como son el águila pescadora (Pandion haliateus), el buitre negro (Aegypius monachus) o el sapillo balear (Alytes muletensis), pequeño anfibio endémico muy amenazado como consecuencia de la fragilidad de sus hábitats. Observar a los animales en su hábitat sin alterarlos es nuestra obligación.
Entre los elementos de la Serra de Tramuntana que demuestran el Valor Universal Excepcional que exige la Unesco para declarar un enclave Patrimonio Mundial, destacan sobre todo dos: las construcciones de piedra en seco y las canalizaciones de agua.
El paisaje cultural de la Serra está formado por caminos, bancales, paredes y construcciones tradicionales de piedra en seco, una huella humana que en este caso no ha destruido la naturaleza, sino que se ha integrado harmónicamente en ella creando un espacio único en el mundo.
Así, la Serra constituye un ejemplo excepcional de paisaje agrícola mediterráneo, por su peculiar combinación de sistemas hidráulicos aplicados al regadío, de origen islámico, para el cultivo de huertas y cítricos. A ello hay que añadir las zonas de secano, especialmente olivares, delimitadas en bancales edificados en las laderas montañosas.
La técnica de construcción más destacable del paisaje cultural de la Serra de Tramuntana es la de la Piedra en seco. Se caracteriza por utilizar la piedra residual de los campos -es decir, que no procede de canteras-, trabajada sin ningún tipo de argamasa o cemento, y utilizada para levantar paredes, muros y otros elementos constructivos como caminos, barracas, puentes y edificaciones.
En Mallorca, y de manera particular a la Serra de Tramuntana, históricamente esta técnica se ha utilizado para construir los sistemas de explotación agraria. Su máximo exponente son los campos de bancales, que constituyen un procedimiento de escalonamiento de las laderas montañosas imprescindible para habilitar nuevos espacios de cultivo sin más recurso que la piedra del lugar.
Las construcciones de piedra en seco utilizan habitualmente materiales del entorno inmediato, que se integran a la perfección en su contexto paisajístico natural, convirtiéndose casi en su prolongación.
Los paisajes de piedra en seco mallorquines son en buena parte el resultado del trabajo de un colectivo de artesanos especializados en esta técnica constructiva, los margers, oficio que está documentado en la isla desde el siglo XV. Son Marroig posee innumerables ejemplos de esta construcción. Respete y conserve todas las construcciones en el estado en el que se encuentren.
Para aprovechar los caudales en las cuencas hidrográficas de la Serra de Tramuntana, y proveerse de tierras de cultivo, los diferentes grupos humanos que han ocupado este territorio han utilizado profusamente la técnica constructiva de piedra en seco para ir delimitando y fijando las camas de los arroyos, ramblas y otros cursos secundarios, y habilitar paredes sobre ciertos tramos o cursos de agua con lo que ha sido relativamente fácil decidir el trazado de las acequias y, en general, del sistema hídrico construido, conformado por sistemas de captación y desviación mediante presas, sistemas de distribución mediante canalizaciones y sistemas de almacenamiento mediante balsas, estanques o aljibes, e incluso mediante la misma acequia ensanchada.
El resultado es un complejo y singular paisaje del agua, a lo largo de este recorrido del agua, canalizada desde una fuente o una riera o torrente, es aprovechada para diferentes usos. Este paisaje diverso tiene en Son Marroig por su funcionalidad un magnífico ejemplo de almacenamiento: su gran aljibe para el agua.
Fuente: UNESCO/ERI
Tramuntana XXI.Observatori sobre la Tramuntana. ISBN 978 – 84 -0903121 – 4
www.serradetramuntana.net